martes, 5 de enero de 2016

ARTRITIS REUMATOIDE

 ¿QUÉ ES Y QUÉ PODEMOS HACER LOS FISIOTERAPEUTAS?


Cada día es más frecuente escuchar a la población que padece "nuevas" patologías y una de ellas es la artritis reumatoide pero, ¿sabemos qué es?

¿Qué es?


La artritis reumatoide es una enfermedad  inflamatoria crónica de origen autoinmune, que produce inflamación de la membrana sinovial de las articulaciones y en los tejidos de alrededor. Es una enfermedad que comienza a mediana edad y afecta más a mujeres. Las articulaciones más afectadas son los dedos de las manos, muñecas, tobillos y pies.
Se denomina enfermedad sistémica porque en ocasiones puede dañar órganos y sistemas. Se estima que afecta de un 0,2-2% de la población mundial. En los dos primeros años de evolución de la enfermedad, esta provoca daño articular grave e irreversible. El tratamiento temprano del paciente aumenta la probabilidad de controlar la inflamación y reducir los posibles daños estructurales.

¿Cuáles son las causas?

Se desconoce la causa de la artritis reumatoide pero se sabe que es el propio sistema inmune del paciente el que ataca a las propias articulaciones por lo que a esta enfermedad se la encuadra dentro de las enfermedades autoinmunes.
Se plantean una serie de posibles factores causales o participantes en la génesis de esta enfermedad:
  • Genética
  • Hormonal
  • Ambiental
  • Tabaquismo

Síntomas

La enfermedad comienza de forma lenta y en ambos lados del cuerpo por igual. En algunas personas aparece de forma leve y aparece por períodos más agudos con inflamación de articulaciones, en otras personas es permanente y continuo. Los síntomas iniciales pueden ser:

  • dolor articular leve
  • rigidez 
  • fatiga
  • rigidez matutina: es habitual que, con el tiempo, dure mas de una hora.
  • pérdida de movilidad
  • aparición de las deformidades
  • en las articulaciones más afectadas podemos notar: 
    • hinchazón
    • ardor
    • hipersensibilidad
    • dolor frecuente
    • enrojecimiento
    • dificultad a la movilidad
  • fiebre
  • poca energía
  • pérdida de apetito
  • anemia
  • dolor en el tórax al respirar
  • nódulos bajo la piel
  • dificultad para dormir
  • entumecimiento
  • ardor y hormigueo en manos y pies
  • sequedad y secrecciones en ojos

¿Cómo se diagnostica?

No hay ninguna prueba actualmente que pueda determinar con certeza la artritis reumatoide. El médico se basará en la historia clínica y en el estudio físico. Para un mayor estudio se realizan rayos X de las articulaciones afectadas así como un estudio sanguíneo donde se puede estudiar el factor reumatoide y la proteína C reactiva. Para el diagnóstico de un paciente al menos tiene que presentar 4 de los 7 criterios que cito a continuación:
  1. Rigidez matutina de más de una hora.
  2. Artritis de 3 o más articulaciones.
  3. Artritis de las articulaciones de la mano.
  4. Artritis simétrica.
  5. Nódulos reumatoides.
  6. Factor reumatoide positivo.
  7. Alteraciones en Rx que incluya osteoporosis yuxtaarticular o erosiones.

Tratamiento de la AR

El tratamiento de pacientes con artritis reumatoide se va a centrar en:
  • la disminución del dolor
  • reducir la hinchazón
  • reducir o enlentecer el daño de la articulación
  • ayudar a las personas a mantenerse activas el mayor tiempo posible
  • aumentar su bienestar.

Es importante la actividad física y el reposo, la actividad física ayuda a mantener el tono y la fuerza muscular así como un buen estado físico general. Se recomienda que en periodos donde no hay inflamación se realice el ejercicio físico, y en periodos de mucha inflamación permanecer en reposo.
Desde la FISIOTERAPIA se puede trabajar de diferentes formas:
  1. Láser de baja potencia y TENS: disminuyen el dolor a corto plazo.
  2. La combinación de parafina y ejercicios activos también son eficaces contra el dolor.
  3. La aplicación de frío/calor.
  4. Uso de férulas para ayudar a mantener posturas y prevenir deformidades.
  5. Masoterapia y terapia manual. Se debe evitar en períodos de inflamación. Deben de ser suaves, superficiales y progresivas, tienen efectos sedativos, circulatorios y tróficos.
  6. Reeducación muscular. Se realiza mediante ejercicios isométricos de todos los movimientos posibles dependiendo de la articulación afectada. Estos ejercicios tienen la ventaja que como no existe movimiento articular en momentos de inflamación no están desaconsejados.
  7. Movilización articular. Es importante para mantener lo más flexible posible las articulaciones. Hay que prestar más atención a los períodos de inflamación. 
  8. Estiramientos. Para evitar contracturas y mantener la amplitud articular. Contraindicados cuando existe inflamación.
  9. Hidroterapia. El trabajo en piscina es muy recomendable en estados de inflamación, la flotación ayuda a proteger las articulaciones y facilita los movimientos.
  10. Ejercicio aeróbico: Puede ser caminar o montar en bici, ayuda a bienestar general y a mantener una salud física buena.

Ya veis que es una enfermedad que "está de moda" y los médicos la suelen "diagnosticar" muy a menudo. En este campo el fisioterapeuta te puede ayudar a enlentecer el progreso de la enfermedad.









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